A —¿Qué tal el día?
B —Se me ha pasado volando. Tengo tanto trabajo que no me lo acabo. Esta noche tendré que trabajar. Me han quedado 900 emails por responder.
A —¿900? Pues todavía, yo tengo 1200; aparte, no he hecho ningún tweet aún.
B —¿Ni uno? ¿Has colgado alguna cosa en Facebook o LinkedIn, como mínimo?
A —¡Hombre! ¡Eso sí! He colgado un chiste muy bueno que me ha llegado rebotado, he invitado a 894 personas a mi red, he admitido a 245 y he rechazado a 5. Estoy selectivo, ya ves. ¿Y tú?
B —Resulta que estamos decidiendo la nueva imagen de la campaña «Cómprame ya o me arruinaré». Hemos hecho un pequeño concurso con tres agencias y estamos buscando la idea fuerza y el claim. Además, también estamos escogiendo el obsequio de Navidad para los clientes, así como el restaurante. Manel opta por una cena de pie, pero Irene se niega en redondo: dice que eso no cohesiona el grup porque infla los tobillos.
A —Se nota que Irene lleva talones… Para mí, demasiado altos, ¿no te parece?
B —No me he fijado nunca, la verdad. ¡Bastante trabajo tengo en la oficina para mirar cómo va vestida la gente! ¿Qué tal por casa?
A —Pues muchísimo trabajo, también. He puesto tres lavadoras, he pasado el mocho, he llamado a mi madre, a tus padres y he estresado un poco a los niños con los deberes.
B —¿Tenían muchos?
A —No, para nada, pero me he inventado un sistema que consiste en memorizar las esdrújulas con número impar de letras en inglés.
B —¿Británico o americano?
A —¡¡Americano!! ¿Lo dudabas?
B —¡Así me gusta! Que sepan lo que es trabajar duro… Yo hoy también me he superado: he conseguido estresarme mientras desayunaba.
A —¡¡¡No!!! ¿De verdad? ¿Y cómo?
B —Sabes que me autoasigno cinco minutos para comer, ¿verdad? Pues hoy he esperado al minuto cuatro para encargar el bocadillo. Cuando el camarero me lo ha traído (yo ya estaba desquiciado de los nervios), me lo he tenido que comer en veinticuatro segundos!
A —¿Y mientras esperabas, ¿qué hacías?
B —He enviado cuarenta y cuatro whatsapps a los amigos.
A —¿Diciendo qué?
B —¿Tdo bn?
A —¿Y qué han respondido?
B —Ok.
A —Son buenos amigos. Suerte que los cuidas y de vez en cuando les envías un whatsapp. Si no fuese por la tecnología, nos olvidaríamos los unos de los otros.
B —Tienes toda la razón. Ahora tendríamos que dejar la conversación, tengo que contar los macarrones que herviré. Cada macarrón tiene una kilocaloría y equivale a doce segundos de spinning. Tengo que vigilar con lo que hago.
A —Yo también estoy liadísima. Tengo que escoger la combinación de ropa para mañana. Tengo una conference call con la nueva subcontrata de limpieza de la empresa. Mi CEO me ha dicho que es fundamental para el crecimiento de la compañía. ¿Tú te crees, qué responsabilidad?
B —Pienso que vamos demasiado de cabeza, los dos. Tendríamos que irnos unos días a las Bahamas a un resort que he visto por el Facebook.
A —¡Fantástico! ¡A desconectar se ha dicho! Por cierto, ¿sabes si habrá wi-fi en el resort?
Deja tu comentario