Los cambios en los cartapacios municipales han dado entrada a numerosos políticos de nueva hornada, algunos de ellos con nula experiencia en la gestión de prácticamente nada. Muy buena gente, seguro, pero muy flojos en planificación estratégica, en gestión de recursos humanos y en administración presupuestaria.
Muchos de estos que ahora han entrado se han centrado en los detalles, que eso sí que lo dominan: han cambiado algunos nomenclátores (o han propuesto el cambio), han cambiado el sistema de las prebendas personales (muchos de ellos renunciando) y han hecho algunas actuaciones de cara a la galería no tanto para salir en la foto sino porque creían firmemente que con ello obedecían sus ideales.
Otra cosa que han hecho es seguir legislando. Cada vez más. En abril de 2014 teníamos 119.987 leyes (entre comunidades autónomas y Estado, sin contar las disposiciones y demás de los ayuntamientos). Ahora debemos contar con unas 200.000. Y es que muchos de estos políticos tan “rompedores” cuando han llegado arriba han hecho lo mismo que hacían los demás, hacer leyes y reglamentos.
Es horrible que no se trabaje sobre los puntos esenciales y en cambio se pierda el tiempo en detalles insignificantes que tienen tan poca repercusión. Sirvan tres ejemplos de cada nivel administrativo, uno a nivel estatal, el otro a nivel autonómico y el tercero a nivel local.
- Nivel estatal: cómo puede ser que todavía haya sociedades ‘offshore’? Cómo puede ser que los ídolos culturales y deportistas del país defrauden de una forma tan exagerada?
- Nivel autonómico: ¿cómo es que no se cambia el sistema educativo que se ha comido la infancia de muchos niños (con una sobrecarga insultante de trabajo en casa), ha fastidiado a muchos padres que han tenido que aprender de nuevo donde demonios estaba Mesopotamia o la reproducción del helecho (vaya planta más aburrida!)? Un sistema que ha hecho que los niños multipantalla de 16 años vivan acomplejados por el físico, se socialicen peor que un ermitaño y no sepan ni pasar la escoba en casa.
- Nivel local: ¿cómo es que no han intervenido drásticamente sobre la miseria, más que organizando campañas de recogida de objetos-basura? Productos que la gente dona (y que a los donantes les sirve para ir a dormir con la conciencia tranquila) como una muñeca a la que le faltaba un brazo o un bote de lentejas marca Hacendado…
Políticos superados que necesitarán en breve ansiolíticos porque no dan abasto. Para que sus ayudantes, los profesionales de siempre que, sea cual sea el partido que manda, allí estarán en el ajo. Ayudantes que los colapsan con minucias, con discursos inútiles y con mimos azucarados que pronto se desvanecen cuando el político se marcha.
Políticos superados porque no saben, ni tienen experiencia en gestión, y eso es como pretender jugar en el primer equipo del Barça sin haber hecho ni un triste partido de barbacoa antes.
Una persona no puede pasar del paro a ser alcalde de una ciudad, o de mal dirigir una casa de cinco personas a coordinar un grupo de 300 funcionarios (o 3.000!). ¿Dónde está la humildad de los humildes? Tan dulces que parecían y tan déspotas que son a la hora de considerar que ellos necesitan ayuda para gestionar el lío que tienen encima. Hacen lo mismo que los demás, se rodean de acólitos que los idolatran y creen que lo hacen bien porque sólo beben de una misma fuente.
Los hay buenos? Por supuesto que sí!!! Muchos!!! Pero el problema es que TODOS tienen que ser buenos.
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