El 2016 no se prevé demasiado emocionante para la vida de las personas. Si se confirman las tendencias de los años anteriores, las filias obsesivas por el físico y las pantallas se intensificarán. Continuarán a un buen nivel la pasión por el fútbol (si el equipo sigue ganando) y la crítica generalizada contra el sistema (cualquier sistema). Caen a niveles históricos la lectura, la filosofía y la risa (con limitadas excepciones, como cuando se recibe un whatsapp divertidísimo).
El tema de la obsesión por el físico se sustenta básicamente sobre dos elementos: la ingesta y la quema. Hasta ahora sabíamos que un hombre tenía que comer 2.200 calorías y una mujer, un 10% menos. Pero eso es demasiado sencillo y los últimos años se han le añadido matices importantísimos, como por ejemplo las combinaciones de alimentos (mezclar hidratos de carbono con proteínas es terrible), su procedencia (kilómetro cero no quiere decir que vengan de la Puerta del Sol) o el componente ecológico (el otro día en Barcelona vi una panadería que vendía huevos ¡de gallina salvaje!).
Ya no puedes invitar a nadie a cenar, todo el mundo tiene una manía u otra. Hay personas que se traen su tupper (os lo prometo), otras marean el plato para no comerse nada, y hasta hay quien te pregunta qué has hecho de segundo para ver cómo encaran el primero…
El apartado de la quema de calorías es todavía más horrible. La gente va a correr por la ciudad vestido con ropa fluorescente y ajustadísima para bajar peso (dicen que lo hacen por salud). Lleva artilugios de todo tipo: pulsómetros, marcapasos (de los de correr, no de los del corazón), música, y en invierno frontales y dorsales (me refiero a una luz roja que se colocan en la nuca para evitar que los embistan). Todo ello lo combinan con rodilleras, tensores, cremas articulares, zapatillas con suela de gel… Total, un ejercicio aburrido como pocos (probablemente solo superado por la natación) antes costaba cero y ahora vale una pequeña fortuna.
Los expertos combinan las dos cosas (ingesta y quema) a la perfección, y ni se te ocurra reírte, porque lo tomarán como la mayor de las ofensas.
El otro tema que en el 2016 se consolidará como la mayor de las bestialidades es la multipantalla. Vemos la tele con la tablet en una mano y el móvil en la otra (por si entra un whatsapp de aquellos divertidísimos, y reenviarlo de inmediato). El mando de la tele, aquella herramienta de poder de finales del s. XX, permanece triste, desvalida y olvidada sobre la mesita auxiliar.
Claro que sentados no quemamos, lo que puede parecer un contrasentido, ¿verdad? ¡Pues no! En YouTube puedo encontrar ejercicios para hacer mientras corro para quemar más, por ejemplo, si levanto las cejas cada tres pasos, o abro y cierro las manos cada vez que veo un cajero de La Caixa. También puedo programar el Runtastic para que me ponga la música de Rocky cuando subo una pendiente, o grabar con la cámara del móvil el recorrido para colgarlo en Facebook on-time y que los superamigos que allí tengo se mueran de envidia.
En definitiva, muy aburridos debemos de estar para distraernos con este tipo de cosas. Quizás tendríamos que probar ir a dar un tranquilo paseo con un amigo mientras nos comemos un fantástico croissant de crema (212 calorías si es Hacendado).
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