La reunión con el DG de la empresa AquiTeEsperoBaldomero, SL había ido francamente bien. Había sido difícil concretar la reunión con aquel hombre tan importante (su empresa tenía casi cinco trabajadores y facturaba más de 200k €, con k de kilo), pero finalmente se había hecho. Atrás quedaban anulaciones, cambios de horarios y una pila de aplicaciones Google súper útiles para cerrar un encuentro.
Pero la reunión había durado poco. La secretaria ejecutiva del DG había interrumpido la reunión cuando llevaban diez minutos porque el súper-ejecutivo tenía una conference call (una llamada, como se dice en el Vallès) con Roquetas de Mar. Dio tiempo a fijar la hoja de ruta de la colaboración empresarial. Aquel hombre iba al grano, se notaba que era de la categoría de “súper-ejecutivo” y que se había sacado el título en la prestigiosa escuela EEEEE, Espectaculares y Especiales Estudios Ejecutivos Empresariales. La hoja de ruta tenía un punto, solamente uno, pero importantísimo: Tenían que enviar un powerpoint con la descripción de lo que querían hacer.
Los representantes de YaLoTenemosenelSaco, Sociedad en Comandita, fueron a remojarlo con un café al bar de la esquina. Estaban contentos… ¿Qué digo, contentos? ¡Estaban eufóricos! Finalmente conseguirían aquello por lo que tanto habían luchado: El primer pedido de una gran empresa.
Al llegar al despacho enviaron el powerpoint (en PDF, no fuese a ser que lo modificasen) y esperaron. Sería cuestión de veinticuatro horas, pensaron. El DG estaba interesadísimo.
La semana pasó sin novedades y el viernes, después de pensarlo mucho, hicieron una llamada a la empresa. La secretaria ejecutiva los recordaba (buena señal), pero no les pudo pasar con el DG, ya que estaba de viaje, y cuando se está de viaje nada funciona: ni móviles ni Internet ni nada de nada. Quedaron en que intentarían llamar al cabo de dos semanas (el viaje era de tres días pero después, al volver, tenía el ingente trabajo de responder mails y llamadas…).
Tres semanas después de aquella fantástica reunión, los de YaLoTenemosenelSaco contactaron de nuevo con la empresa y, ¡oh sorpresa!, consiguieron hablar con el DG. El diálogo fue corto pero intenso:
– He mirado por encima la presentación que me enviasteis y necesitaría más detalle del tema económico —dijo el DG.
– ¿Más detalle? ¡Contiene cuatrocientas veintitrés páginas! —respondieron los representantes.
– Pues resumidla en tres, ni una más ni una menos. Ahora os tengo que dejar, que tengo un happy meal muy importante —contestó secamente el DG.
Rápidamente se pusieron manos a la obra, resumieron el documento en tres páginas y lo enviaron al DG con copia a la secretaria ejecutiva.
Una semana más tarde volvieron a llamar y la historia se repitió. El DG estaba de viaje, ahora en Alcantarilla, Murcia. A la secretaria le sabía muy mal, pero su jefe era un hombre muy ocupado y que viajaba mucho. Tampoco les podría atender justo a la vuelta, ya que tenía audiencia con el Consejero de Economía y Desocupación de la
Genialidad, por una queja formal que le había dirigido acusando a la institución de lenta a la hora de tomar decisiones. Resulta que le tenían parado un súper proyecto (explicó a modo de confidencia la secretaria).
Dos meses después de aquella primera reunión, los representantes de YaLoTenemosenelSaco volvieron a llamar. La secretaria ya no trabajaba allí y el DG no se podía poner porque estaba muy ocupado. La nueva secretaria les dijo que enviasen un mail que detallase el motivo de su llamada. También les pidió que no llamasen más, que ya lo harían ellos. Resulta que van colapsadísimos…
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