En Madrid, en febrero hace un frío que pela. Sopla un viento terrible que le hiela la sonrisa al más pintado. Si paseas por El Retiro parece que fuera a ser tu último viaje. En invierno, con el cielo encapotado, los árboles sin hojas y las estatuas ecuestres ofrecen al caminante una imagen lúgubre yLeer más
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